De uno hacia el otro.

Las ideas no son la excepción, la manera en la que abordamos a otros, o sea en la que los percibimos, también puede llegar a tocar a esas personas y entre más nos acerquemos a ellos quizá más perdamos la objetividad, pero, también más nos ayudará a abrir nuestro panorama para hacernos entenderles mejor desde distintos puntos de vista.

                Como fotógrafos, cuando queremos retratar a alguien, tomarle una fotografía, basta con apuntar una cámara, buscar un ángulo y disparar, haciendo una foto que el autor nos presenta como pública, 
 

“las fotografías públicas son por lo general imágenes de lo desconocido o, en el mejor de los casos, de cosas que sólo conocemos a través de otras fotografías…como una imagen aislada, separada de nuestra experiencia. La fotografía pública es como el recuerdo de un desconocido, de una persona totalmente desconocida que ha gritado "¡Mira!"…” (Goodson, Ivor, 1998)

            Sin embargo, cuando queremos hacer un retrato que realmente refleje la esencia de la persona a la que fotografiaremos, es necesario hacer más que sólo apuntar la cámara y disparar, debemos esperar a que haga un gesto, un ademán, una mirada, etc., algo que realmente refleje la naturaleza de la persona en la fotografía, esto es lo que el autor nos presenta como fotografía privada…
 

“En el uso privado, una fotografía se lee en un contexto que sigue formando un continuo con aquello de lo que se la extrajo (...) las fotografías privadas son casi siempre fotografías de algo que conocemos (...) El contexto…”  (Goodson, Ivor, 1998)

Entonces bien, para poder retratar a alguien ya sea con una cámara o por medio del discurso, es necesario hacer un viaje, un viaje de uno hacia el otro, en otras palabras, hacer el recorrido de nuestro mundo hacia el mundo del otro, un encuentro hermenéutico que nos permita conocer a la persona a retratar desde su propio contexto, y así entenderla.

                Entonces la hermenéutica que nos permite edificar, al “establecer conexiones entre nuestra propia cultura y alguna cultura o periodo histórico exóticos” (Rorty, 1989), nos ayudará a dar ese paso entre uno mismo y nuestro contexto, que sólo conoce del otro lo público, lo que quizá cualquiera sabe de esa persona, hacia lo que pocos conocen de ella, lo privado, lo que verdaderamente nos dará la oportunidad de hacer una analogía entre la univocidad del mundo del otro y la equivocidad de nuestro mundo, ya que sólo viviendo en su contexto podremos ser realmente capaces de entenderle y de saber su realidad, pero, mientras nos mantenemos objetivos y lejanos de su mundo quizá nunca lleguemos a entenderlo.
 
En esta unión del mundo de uno, hacia el mundo del otro, es de donde nacerá la inspiración, el conocimiento y la capacidad para que un retrato pase de lo público a lo privado, cuando conocemos realmente un tema, nos empapamos de él, lo vivimos, comprendemos y quizá lo amamos, es cuándo podremos comenzar a describirlo y criticarlo de una manera más compleja y verdadera, de esta forma es que las palabras de los hermanos Wachowski cobran sentido, ya que estamos atados unos a los otros, y siempre que de verdad deseemos entendernos y retratarnos, deberemos estar atados, en pasado y futuro.

 

 Fuentes:
Arntdt, Stefan (Productor). Wachowski, Lana, Wachowski, Andy and Tykwer, Tom (Directores). (2012). Cloud Atlas (cinta cinematográfica). USA. Warner Bros. Pictures.
 
Rorty, Richard, La filosofía y el espejo de la naturaleza. (1989) [v2]-323-355
 
Goodson, Ivor (1998), “Contar cuentos”, en McEwan, H. y Egan, K. (comp.), La narrativa
en la enseñanza, el aprendizaje y la investigación. Buenos Aires, Amorrortu editores.